Cuadernos de poesía nocturna - El Vacío


¿Quiénes somos?
Somos dos granos de arena en la inmensidad del universo.
Como el mar de mi añoranza.
De un azul que recordaba el brillo de sus ojos,
presos del temor de mi partida.
Ocultos tras una cortina de lágrimas.
Que mojaban sus labios reclamando un último beso.

Ambos supimos en ese momento que sis ojos y los míos no volverían a cruzarse jamás.
Pero nuestras almas quedarían rasgadas, víctimas del mismo puñal.
La miré, la volví a mirar, intenté retener en mis retinas su imagen, cogí la maleta, la abracé una última vez y me dispuse a cruzar el arco de seguridad.
Sabía que ella estaba todavía allí, en el mismo sitio, inmóvil esperando un último gesto en la distancia.

Esperando un ápice de esperanza al que poder aferrarse.
Esa fue la última vez que la vería, pero su imagen y su voz vuelven a mí todas las noches.
Pero en nuestro corazón siempre quedará la cicatriz más dura que existe: el vacío.

En cada aliento siento su aroma a jazmín y a olvido.
En cada sonido su susurro diciendo no te vayas.
Quizás sea el dolor el único que llene el vacío.
Pero el dolor, al menos, ya implica un sentimiento.
Y yo dejé de saber lo que era sentir.

Ella sustituyó dolor con amor, amor por otra persona,
Yo estaba devastado.
Entonces el vacío se apoderó de todo mi ser, ya no podía más, ¿por qué seguía luchando contra tanto dolor?
Cogí el primer recipiente del estante, tenía mi nombre impreso en él.

Cogí la botella de whisky, quité el tapón y empecé a tragar una a una las píldoras del recipiente, 42 para ser exactos, me fui a la cama, para que el vacío se llevara consigo el cuerpo de este hombre atormentado.








Alfonso Casado (Meh) y María Sánchez Gran

This entry was posted on jueves, 27 de junio de 2013. You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0. You can leave a response.

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